El costo oculto del silencio: ¿qué pasa cuando no modernizas tu elevador?

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Un elevador que sigue funcionando en silencio… ¿es realmente una señal de seguridad o un riesgo latente?

En la administración de edificios, uno de los mayores errores es pensar que “mientras el elevador no falle, todo está bien”. El silencio de la cabina puede ser engañoso: muchas fallas graves no se manifiestan de inmediato, sino que se acumulan con el tiempo.

  • El primer costo oculto es la reputación. Un edificio corporativo con un elevador antiguo transmite inseguridad. Los visitantes lo perciben en cabinas desgastadas, movimientos bruscos o tiempos de espera prolongados. Y en entornos de alta competencia, la primera impresión pesa más de lo que parece
  • El segundo costo es financiero. Las reparaciones de emergencia suelen triplicar el gasto frente a un plan de modernización oportuno. Cada hora de inactividad representa pérdidas por productividad, alquileres no justificados y, en algunos casos, sanciones por incumplimiento normativo.
  • El tercer costo es humano. Un incidente menor, como una detención inesperada, afecta la confianza de los usuarios. Y en casos críticos, puede convertirse en un riesgo para la seguridad de quienes dependen del sistema todos los días.

La modernización no es solo estética. Es eficiencia energética, cumplimiento normativo, seguridad reforzada y sostenibilidad. En edificios corporativos y residenciales, actualizar el elevador es proteger la inversión y, sobre todo, garantizar la tranquilidad de quienes lo usan.

En CONEKTA, trabajamos con KONE para que el silencio no sea un enemigo invisible, sino el reflejo de un sistema moderno, confiable y seguro. Modernizar es anticiparse, es transformar un riesgo oculto en una oportunidad de valor.

 

 

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